«Gerundiar» o no «gerundiar»

Por Marcial Torres Soto

¿Por qué el gerundio es el cuco de muchos escritores, traductores y redactores? ¿Cuántos no hemos escuchado que debemos evitarlo? ¿A cuántos estudiantes de Creación Literaria nos ha pasado que, durante la escritura de la tesis, el director nos resaltó una palabra en uno de los cuentos o novela y nos señaló algo similar a gerundio mal usado en llamativas letras rojas? ¿Verdad que sí? La respuesta es una: no sabemos utilizarlo porque los calcos del inglés hacen que muchas veces lo usemos incorrectamente.

El gerundio, según la definición de la Real Academia Española (RAE), es la «forma invariable no personal del verbo, cuya terminación regular, en español, es -ando en los verbos de la primera conjugación, -iendo o -yendo en los de la segunda y tercera […] suele denotar acción o efectos durativos».

En el Diccionario panhispánico de dudas se define como que «expresa la acción verbal en su desarrollo, sin indicación de tiempo, número ni persona, y se asimila generalmente al adverbio en su funcionamiento gramatical».

Me parece escuchar al lector: «Sí, sí, ¿y eso qué? Vamos al grano». Pues bien, uno de los errores más comunes es utilizar el gerundio en función adjetival. Yo le llamo gerundio adjetivado. Se ve con frecuencia en escritos legales: Moción solicitando se deje sin efecto… Por tanto, el título correcto de la moción debió ser: Moción para solicitar dejar sin efecto… o Moción que solicita se deje sin efecto… Y más concisa: Moción para dejar sin efecto… El gerundio jamás debe usarse como adjetivo. Nótese que he resaltado el adverbio negativo “jamás”.

Ahora bien, ¿cuándo el gerundio está bien utilizado y por qué? La norma de la RAE establece que el gerundio indica una acción durativa o un matiz de continuidad. Escribí es una acción acabada. Si escribí, se sobreentiende que ya no escribo. Lo mismo ocurre con escribía; fue algo que no se sabe cuánto duró, pero que ya no hago. Ahora bien, estoy escribiendo es una acción que todavía ocurre y no sabemos desde cuándo ni hasta cuándo durará (acción durativa). Podemos notar que escribiendo no nos dice quién ejecuta la acción (si soy yo, eres tú o es ella o él), por ello le llaman forma invariable no personal del verbo.

El gerundio debe indicar una acción inmediatamente anterior o posterior al verbo principal. Uso correcto: Viendo cómo la lluvia le mojaba el escritorio, cerró la ventana. En este caso, el ver y el cerrar son acciones casi simultáneas; vio y enseguida cerró. Aquí la acción del gerundio es inmediatamente antes. Un uso incorrecto del gerundio —y lo vemos continuamente en los noticiarios­— es: Para conocer más del operativo, sintonice nuestro noticiario mañana, en el que estaremos presentando la noticia cubriendo la fuga y el arresto de Fulano. Aquí vemos dos errores: uno muestra que no hay inmediatez del gerundio compuesto o circunlocución (estaremos presentando) ­­—porque será mañana­— con el verbo de la oración principal (sintonice) y, de nuevo, un gerundio adjetivado (noticia cubriendo). El error se corrige utilizando el verbo en tiempo futuro: en el que presentaremos la noticia de la fuga y el arresto Noten que me atreví a usar un gerundio en la oración principal. ¿Cómo se corrige el error? Utilizando el verbo en tiempo futuro.

El gerundio anterior ha servido de complemento circunstancial modal. Siempre contestará la pregunta ¿cómo? Por tanto, en la oración entró a la casa cantando, el gerundio nos indica cómo entró a la casa quien ejecuta la acción. Otro ejemplo muy utilizado por la RAE es: Salió de la casa dando un portazo. ¿Cómo salió? Dando un portazo. En ambos casos la acción del gerundio es inmediatamente después de la acción del verbo de la oración principal.

Por último, el gerundio puede tener un carácter explicativo: El hombre, dándose cuenta de que no tendría escapatoria, se entregó a la policía. Aquí tanto la oración principal como la explicación tienen el mismo sujeto y ambas acciones son simultáneas.

El libro Curso de Redacción, teoría y práctica de la composición y del estilo de Gonzalo Martín Vivaldi incluye más ejemplos de los usos correctos e incorrectos del gerundio, pero solo he destacado los ejemplos más comunes en esta ocasión.

El gerundio bien usado nos economiza la repetición de palabras o frases como: mientras, a la vez que, simultáneo con, de las que a veces abusamos para evitar el gerundio. Así que seamos atrevidos. ¡Sigamos utilizándolo!

*El autor es traductor certificado por la American Translators Association. Es egresado de la maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón.

Subordinadas adjetivas y el pronombre relativo «que»

Por Marcial Torres Soto

A la hora de escribir, ¿tenemos claro si nuestras subordinadas adjetivas explican o especifican? ¿Van entre comas o no? Otro asunto a tomar en consideración es el abuso del pronombre relativo “que” con frecuencia utilizado en subordinadas adjetivas. Es frustrante revisar nuestro escrito y notarlo plagado del pronombre “que”. ¿Cómo lidiar con el problema? A continuación, un resumen de la definición y uso de subordinadas adjetivas y del “que”.

  • Se catalogan como frases adjetivas.
  • Su función dentro de la oración compleja es la misma que la de cualquier adjetivo en una oración simple: calificar o atribuir algo a alguien o a algo.
  • No se consideran oraciones completas. Por su nombre se deduce que tal conjunto de palabras depende de la oración principal porque forman una frase. Al sustantivo adjunto a la subordinada adjetiva se le llama el antecedente.
  • Con frecuencia van acompañadas del pronombre relativo “que” o de un relativo compuesto (lo que, la que) y el plural que corresponda.

En la oración Los hombres que estaban cerca del banco fueron los perjudicados, el sujeto de la oración es los hombres que estaban cerca del banco. Ahora bien, dicho sujeto puede dividirse en dos partes: los hombres (el antecedente, compuesto de un artículo y un sustantivo) y que estaban cerca del banco, la subordinada adjetiva que nos especifica cuáles hombres son. Si quisiéramos eliminar el pronombre relativo, podríamos escribir: Los hombres cercanos al banco. En cuyo caso, el adyacente sería el mismo, pero la subordinada adjetiva cambiaría a cercanos al banco y así eliminamos el pronombre relativo.

La subordinada con el pronombre relativo que se cataloga también en dos clases: la especificativa y la explicativa. A continuación, un ejemplo de cada una:

  1. Las niñas que vestían de rosa fueron seleccionadas para ser porristas.
  2. Las niñas, que vestían de rosa, fueron seleccionadas para ser porristas.

A primera vista parecería que ambas oraciones significan lo mismo, pero no. La primera habla de las niñas que vestían de rosa. Especifica que, de entre todas las niñas, únicamente las que vestían de rosa fueron seleccionadas para ser porristas. En términos ortográficos, tal subordinada no va entre comas. En dicho caso, la oración puede simplificarse más si se escribe: Las niñas vestidas de rosa fueron seleccionadas para ser porristas. De nuevo, así se elimina el pronombre relativo que.

En el segundo ejemplo, explica que todas las niñas fueron seleccionadas para ser porristas y vestían de rosa. En dicho ejemplo, la explicación o subordinada explicativa va entre comas porque el elemento que vestían de rosa es aclaratorio y, por ende, puede eliminarse sin afectar significado de la oración principal: las niñas (todas las niñas) fueron seleccionadas para ser porristas. En la oración especificativa, si eliminamos la subordinada, alteraría el sentido de la oración porque las seleccionadas fueron únicamente las vestidas de rosa.

Referencia: Cómo dominar el análisis gramatical superior, Juan Luis Onieva Morales.

*El autor es traductor certificado por la American Translators Association. Es egresado de la maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón.

El punto y coma

Por Marcial Torres Soto

El punto y coma (;) es uno de los signos que crea más duda en el escribiente a la hora de usarlo. Como cada quien tiene sus creencias y reglas para su uso, a continuación lo que la RAE establece en relación con el punto y coma:

  1. Signo de puntuación (;) que indica una pausa mayor que la marcada por la coma y menor que la señalada por el punto. Se escribe pegado a la palabra o el signo que lo precede, y separado por un espacio de la palabra o el signo que lo sigue. La primera palabra que sigue al punto y coma debe escribirse siempre con minúscula.
  2. De todos los signos de puntuación, el que presenta un mayor grado de subjetividad en su empleo, pues, en muchos casos, es posible optar, en su lugar, por otro signo de puntuación, como el punto y seguido, los dos puntos o la coma; pero esto no significa que el punto y coma sea un signo prescindible.
  3. Usos
    a)Separa elementos de una enumeración cuando se trata de expresiones complejas que incluyen comas: Cada grupo irá por un lado diferente: el primero, por la izquierda; el segundo, por la derecha; el tercero, de frente.
    b) Separa oraciones sintácticamente independientes entre las que existe una estrecha relación semántica: Era necesario que el hospital permaneciese abierto toda la noche; hubo que establecer turnos.

Todo el mundo a casa; ya no hay nada más que hacer.

En la mayor parte de estos casos, se podría utilizar el punto y seguido. La elección de uno u otro signo depende de la vinculación semántica que quien escribe considera que existe entre los enunciados. Si el vínculo se estima débil, se prefiere usar el punto y seguido; si se juzga más sólido, es conveniente optar por el punto y coma.

c) Se escribe punto y coma delante de conectores de sentido adversativo, concesivo o consecutivo, como pero, mas, aunque, sin embargo, por tanto, por consiguiente,, cuando las oraciones que encabezan tienen cierta longitud: Los jugadores se entrenaron intensamente durante todo el mes; sin embargo, los resultados no fueron los que el entrenador esperaba.

Si el período encabezado por la conjunción es corto, se usa la coma; y si tiene una extensión considerable, es mejor utilizar el punto y seguido:

Vendrá, pero tarde.

Este año han sido muy escasos los días en que ha llovido desde que se sembraron los campos. Por consiguiente, lo esperable es que haya malas cosechas y que los agricultores se vean obligados a solicitar ayudas gubernamentales.

[…]

  1. El plural del nombre punto y coma es invariable: Coloque las comas y los punto y coma que considere necesarios en los siguientes enunciados. No obstante, siempre puede recurrirse, para un plural inequívoco, a la anteposición del sustantivo signos: Aquel texto estaba plagado de signos de punto y coma.

Fuente: Diccionario panhispánico de dudas ©2005, Real Academia Española ©

*El autor es traductor certificado por la American Translators Association. Es egresado de la maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón.

 

La negación en español

Por Marcial Torres Soto

La manera más frecuente de expresar un pensamiento en negativo en español es mediante el uso del adverbio de negación «no». No lo he visto. Hay otras palabras que también refuerzan el adverbio negativo. «Jamás» o «nada» son dos ejemplos. No volveré jamás. No sé nada.

Un error frecuente que se comete es el uso del negativo con un positivo. No he dicho una mentira. No se encontró alguna prueba para enviarlo a prisión. La primera oración con el adverbio de negación «no» pero luego se habla de «una mentira». Tal construcción es un calco del inglés: I haven’t said a lie o I have said no lie. En inglés ambos casos están correctos porque dicho idioma no tiene la negación doble. Pero en español, sí. Por tanto, la construcción correcta de la oración debería ser: No he dicho ninguna mentira. O: No se encontró ninguna prueba para enviarlo a prisión.

A continuación lo que expone la Real Academia Española:

En español existe un esquema particular de negación, que permite combinar el adverbio «no» con la presencia de otros elementos que tienen también sentido negativo.

Los adverbios nunca, jamás, tampoco, los indefinidos nadie, nada, ninguno, la locución en la/mi/tu/su vida y los grupos que contienen la palabra ni aparecen siempre en oraciones de sentido negativo.

Si estos elementos van antepuestos al verbo, este no va acompañado del adverbio de negación no: Nunca voy al teatro; Él tampoco está de acuerdo; Jamás lo haré; Nadie lo sabe; Nada de lo que dice tiene sentido; Ninguno de ellos es actor; En su vida lo conseguirá; Ni su padre lo perdonaría. Pero si van pospuestos al verbo, este debe ir necesariamente precedido del adverbio no: No voy nunca al teatro; Él no está de acuerdo tampoco; No lo haré jamás; No lo sabe nadie; No tiene sentido nada de lo que dice; No es actor ninguno de ellos; No lo conseguirá en su vida; No lo perdonaría ni su padre.

La concurrencia de esas dos «negaciones» no anula el sentido negativo del enunciado, sino que lo refuerza.

*El autor es traductor certificado por la American Translators Association. Es egresado de la maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón.